Cómo llegó el yoga a mi vida…

Maternidad

El yoga fue la puerta que me mostró el camino para ir siendo la mujer que en la que me he ido convirtiendo y que nunca si quiera imaginé. Sin buscarlo, el yoga llegó a mi.

Salí del colegio como hace 5 años y entré a estudiar Nutrición y Dietética a la Universidad. A poco andar me dí cuenta que no era la carrera, y que me había equivocado. Me cambié internamente a Diseño. La verdad es que fue un tiempo de mi vida en que estaba muy perdida, no sabia que quería y sentía que nada me llenaba ni me hacía realmente feliz.

Estando en la Universidad decidí hacer yoga como una forma de «desconectarme» y relajarme.

Y fui ahí donde todo empezó. Mágico. Desde el primer momento sentí algo tan especial por el yoga. Algo que nunca había sentido por nada.

El tiempo fue pasando y yo me enamoraba cada vez mas del yoga, y me des-enamoraba de lo que estaba estudiando. No me sentía feliz. Además me angustiaba muchísimo ver a mi mama «descuerándose» pagando una carrera «ridículamente» cara y que a mi me gustaba, pero NO amaba y dónde no me sentía plena, realizada, ni feliz.

Después de un año, justo cuando terminé el primer semestre del segundo año de carrera, decidí hablar con mi mamá, que quería dedicarme y formarme como profesora de yoga. Me salí de la universidad, me inscribí en un Centro de Yoga y empecé a practicar todos los días. Quedaba un semestre para iniciar la formación y tenía que encontrar la escuela de formación que me «llamará».

En un ramo de la Universidad tuvimos que desarrollar un proyecto de emprendimiento que culminó con una tienda de ropa on line. Posteriormente con una amiga abrimos una tienda física. De modo que en las mañanas iba a practicar y en las en las tardes trabaja en la tienda.

En este viaje pasé por varios métodos, fui probando hasta encontrarme con el Ashtanga y ese método fue y es el perfecto.

El año 2015 inicié la formación de Vinyasa Yoga hasta certificarme.

Desde hace 3 años practico con mi maestra Loreto Cortésn en la escuela Ashtanga Yoga Chile y hago clases en distintos lugares de Santiago.

El yoga me cambió la vida, me ha llevado a ser una persona Feliz, agradecida del día a día, a amarme. Ha sido mi cable a tierra, es mi inspiración cada día. El yoga transforma, y permite conectar con el ser que eres.

Lo esencial es hacer lo que uno ama. Cada día tenemos la oportunidad de nacer de nuevo, parar, mirarnos y descubrir lo que realmente amo y me hace feliz.

La vida empieza por nosotros mismos. El amor empieza por el amor a nosotros mismos. Desde allí irradia para quienes amamos y para entregarlo al universo.

El yoga me ha enseñado a confiar. El Universo siempre conspira a nuestro favor. No hay momentos malos en nuestra vida, sino aprendizajes. No hay problemas sin solución.

Con mucho Amor,

Anaïs.

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